Cuando se tiene fiebre, un dolor de muelas o de
articulaciones rápidamente se tira de ibuprofeno o aspirina, sin embargo, los
medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) no están exentos de efectos
secundarios y pueden empeorar los síntomas de ciertas enfermedades. Si se toman
regularmente o en grandes cantidades pueden provocar hemorragias y problemas de
estómago, riñón o corazón. Una nueva investigación de la Universidad
Semmelweis, publicada en la revista Pharmacology & Therapeutics, explica
que estos fármacos pueden dañar la composición de la microbiota intestinal, lo
que podría afectar negativamente a las enfermedades subyacentes de los
pacientes.
Los científicos investigaron el por qué y el cómo los
analgésicos más utilizados, pueden causar disbiosis, un desequilibrio en la
microbiota intestinal. Los intestinos contienen más de un billón de
microorganismos, entre ellos bacterias, virus y hongos. Se denominan microbiota
intestinal y son esenciales para el funcionamiento saludable del cuerpo.
Desequilibrio en la
microbiota intestinal
«Sabemos desde hace mucho tiempo que el uso excesivo de
medicamentos antiinflamatorios no esteroides puede alterar el equilibrio de la
microbiota intestinal. Ahora estamos buscando los mecanismos subyacentes, que
sólo se conocen parcialmente», afirma el doctor Zoltán Zádori, líder del Grupo
de Investigación Gastrointestinal del Departamento de Farmacología y
Farmacoterapia de la Universidad Semmelweis, en un comunicado.
Algunas enfermedades, como la inflamación crónica de las
articulaciones que afecta a la columna y las extremidades o la artritis
reumatoide, están asociadas con un desequilibrio en la microbiota intestinal y
un crecimiento excesivo de ciertas bacterias, que están relacionadas con el
desarrollo y el empeoramiento de estas enfermedades, señala Zádori.
Y añade: «Descubrimos que estas desviaciones bacterianas son
similares a las causadas por los AINE. Esto plantea la posibilidad de que la
disbiosis intestinal inducida por fármacos pueda empeorar las enfermedades
subyacentes y limitar el efecto terapéutico de los fármacos antiinflamatorios
no esteroides a largo plazo».
Sin embargo, dado que todos estos procesos interactúan, es
difícil identificar la causa original.
«Actualmente suponemos que detrás de la disbiosis inducida
por los AINE hay varios mecanismos, incluida la inflamación de la mucosa
intestinal, cambios en el pH o la actividad motora de los intestinos o cambios
en la composición de los ácidos biliares. También es posible que las
propiedades antibacterianas de los AINE alteren directamente el equilibrio de
la microbiota intestinal. Estos procesos están estrechamente relacionados, por
lo que es difícil determinar cuál causó cuál. Por ejemplo, una función biliar
reducida puede provocar un crecimiento excesivo de bacterias intestinales. Al
mismo tiempo, la disbiosis también puede cambiar la cantidad de ciertos ácidos
biliares», explica el investigador principal.
Cómo afecta la
microbiota
La microbiota intestinal juega un papel fundamental en la
regulación del cuerpo, incluido el equilibrio de los niveles de azúcar y
energía, ayudando al sistema inmunológico y regulando la sensibilidad y el
movimiento de la pared intestinal. Por tanto, un desequilibrio en la microbiota
intestinal puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, incluido el
síndrome del intestino irritable, trastornos hormonales, enfermedades
cardiovasculares, autoinmunes y psiquiátricas. Generalmente, un estilo de vida
saludable puede mejorar la salud intestinal eligiendo una dieta adecuada y
haciendo ejercicio.
El doctor Zádori afirma que no hay ninguna regla que sirva
para todos con respecto al umbral seguro de ingesta de AINE y la salud
intestinal. Existen diferencias individuales significativas en la sensibilidad
a los AINE, en parte porque la composición de la microbiota intestinal depende
en gran medida de otros factores, como la edad, el estilo de vida y el estado
de salud del paciente.
Los investigadores húngaros también buscan formas de
contrarrestar o mitigar los efectos nocivos de los AINE. Están experimentando,
entre otros, con cannabinoides, que ya han resultado eficaces en el tratamiento
de algunos problemas intestinales, como el síndrome del intestino irritable.
(Con información de El Debate)