Por Maryory Gómez
El flujo vaginal es una secreción que se produce en el
cuello uterino y la vagina, que tiene varias funciones importantes para la
salud femenina. Suele ser transparente, blanquecino o de color pálido; tiene
una consistencia relativamente delgada y no tiene mal olor.
La cantidad promedio de flujo puede ser de una cucharadita
por día, pero esto puede variar en cada mujer y en cada momento del ciclo
menstrual. Este se puede ver afectado por las hormonas femeninas estrógeno y
progesterona, que cambian su aspecto y su función a lo largo del mes.
Por ejemplo, durante la ovulación el flujo vaginal se vuelve
más abundante, transparente y elástico como la clara de huevo; esto favorece el
paso de los espermatozoides hacia el óvulo. Después de la ovulación, el flujo
se vuelve más escaso, blanco y espeso; esto impide que los microbios asciendan
al útero.
Dentro de las
funciones que tiene el flujo, destacan:
- Limpiar la vagina y el cuello uterino, eliminando las células muertas y las bacterias que puedan ocasionar infecciones.
- Lubricar la vagina y facilitar las relaciones sexuales.
- Mantener el pH ácido de la vagina, que previene el crecimiento de los microorganismos nocivos.
- Indicar los días fértiles de la mujer, según los cambios en la cantidad, el color, la consistencia y el olor del flujo.
- Alertar sobre posibles problemas de salud como infecciones de transmisión sexual, vaginosis bacteriana, candidiasis vaginal, cervicitis, cáncer de cuello uterino o de vagina entre otros.
El flujo vaginal es un fenómeno natural y beneficioso para
las mujeres, pero también requiere de una buena higiene intima para evitar
infecciones o irritaciones. Por lo que te dejo algunas recomendaciones para
cuidarlo:
1. Usar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas
o sintéticas.
2. Cambiar con frecuencia las toallas sanitarias, tampones o
copa menstrual durante el período menstrual.
3. Evitar los lavados vaginales o el uso de productos
perfumados o irritantes en la zona íntima.
4. Limpiar la zona genital con agua y jabón neutro, de
adelante hacia atrás.
5. Orinar después de tener relaciones sexuales para eliminar
posibles bacterias.
6. Usar preservativos para prevenir las infecciones de
transmisión sexual.
Si notas cambios anormales en tu flujo vaginal, como un aumento o disminución excesivo, un color amarillo, verde o marrón, consistencia grumosa o espumosa, un olor fétido o desagradable, o si sientes picazón, ardor o dolor al orinar o al tener relaciones sexuales debes consultar con tu médico ginecólogo lo antes posible, ya que estos síntomas pueden indicar una infección o una inflamación que necesite tratamiento.
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