Las fugas de gas son uno de los accidentes de mayor riesgo
en un hogar. No solo por la posibilidad de un incendio o explosión, sino
también porque el gas por sí solo puede resultar mortal en espacios que no
cuentan con una ventilación adecuada. Aunque no existen estadísticas oficiales
en Venezuela, no es un fenómeno tan frecuente, lo cual no evita que se deban
tomar precauciones.
Normalmente, las fugas de gas se suelen atribuir a la
cocina. Principalmente a fallas en las tuberías que surten zonas residenciales
o al mal estado de las bombonas. Sin embargo, este no es el único medio por el
cual pueden ocurrir este tipo de accidentes. En muchos hogares existen
calentadores de agua que funcionan con gas, y que con el paso del tiempo pueden
presentar diferentes averías o desperfectos, con resultados igual de
peligrosos.
Uno de los mayores riesgos al producirse fugas de gas es la
liberación de monóxido de carbono, el cual es mortal.
¿Cómo detectar una
fuga de gas en un calentador?
Al igual que en cualquier fuga de gas, el olor es el
principal indicador. En su estado natural el gas es inodoro, es decir, no tiene
olor, pero por razones de seguridad, al gas doméstico se le adhieren químicos
para tener su olor a azufre característico. En este caso, verificar si el olor
proviene del calentador o de otra fuente. Aunque en el caso del monóxido de
carbono, este no tiene olor, por lo que resulta más complicado de identificar.
Otro indicador que se puede emplear es el sonido. De acuerdo
con el portal Asitencia Sat, Muchos calentadores, y especialmente los más
modernos, suelen ser silenciosos, por lo que cualquier ruido extraño o silbido
podría ameritar una revisión exhaustiva.
Finalmente, que el aparato no caliente el agua con la misma
efectividad de antes y marque niveles de presión de gas bajos puede ser señal
de una potencial fuga. Más allá de las razones de seguridad, una fuga pequeña
también puede ser objeto de preocupación, pues al demandar más energía para
hacer su trabajo, las facturas de gas y electricidad pueden subir
considerablemente.
¿Qué hacer en caso de
detectar una fuga de gas?
Bien sea de un calentador o de la cocina, al momento de
confirmar que existe una fuga el procedimiento suele ser el mismo. De acuerdo
al Cuerpo de Bomberos de Ciudad de México, lo principal es no encender la luz
ni ningún artefacto eléctrico, ya que, de arrojar una chispa, podría causar una
explosión. Por el mismo motivo, nunca se deben encender velas, yesqueros o
cigarrillos mientras haya gas en la habitación.
Lo que sí se debe hacer es abrir puertas y ventanas para
ventilar el lugar. Se puede abanicar, en especial en las partes altas y bajas
de la casa, donde podría acumularse el gas dependiendo de su peso. También se
debe cerrar la bombona o la llave de paso de gas para frenar la fuga.
Si la fuga se produjo por dejar cocina abierta u otro descuido, con ventilar hasta que el olor a gas haya desaparecido por completo es suficiente. Si se cree que la bombona tiene algún desperfecto, se debe desconectar y reemplazar. En caso de que el origen de la fuga esté en el calentador o en una tubería averiada, se aconseja evacuar el lugar y llamar a los servicios de emergencias.
Consejos de seguridad
Muchos calentadores a gas pueden tener una vida útil de
hasta 15 años, aunque esto dependerá de recibir un mantenimiento adecuado,
sobre todo entre los 5 y 10 años de antigüedad. Muchas empresas especializadas
en este tipo de productos aconsejan hacer revisiones periódicas con técnicos
certificados. Igualmente, recomiendan tener detectores de gas cerca del
calentador o la bombona, para detectar rápidamente cualquier fuga.
De acuerdo con el portal AprendEmergencias, En algunos
países como España, existen reglamentos sobre
distribución y utilización de combustibles gaseosos que se amoldan a las
normativas internacionales. Algunas consideraciones tomadas por seguridad son:
– Cualquier instalación de gas o posterior modificación debe
ser realizada por empresas debidamente autorizadas. Esto se puede aplicar incluso
a los propios calentadores.
– No tener más de dos bombonas juntas en el interior de una
vivienda. Lo recomendable es tenerlas, al igual que la caldera del calentador,
en un patio debidamente cubierto, o en un lugar alejado de cualquier fuente de
calor, interruptores o tomacorrientes.
– Mantener limpio y en buen estado tanto la bombona, como sus válvulas y conectores. Se aconseja que la bombona esté en un armario con rejillas en su parte inferior para la ventilación. Las bombonas deben estar siempre verticales y no pueden estar expuestas directamente a la luz del sol o a temperaturas mayores a 50 grados centígrados.
Muerte silenciosa
Uno de los mayores riesgos de la fuga de gas son los
incendios o explosiones. En varios casos se producen como deflagraciones o
explosiones de poca potencia, aunque capaces de empujar a una persona varios
metros, sin mencionar el daño al horno, estufa u objetos alrededor. En otros
casos, la explosión puede ser capaz de destruir por completo una casa, matando
a sus ocupantes.
Incluso en las explosiones de menor fuerza, sigue presente
la posibilidad de sufrir lesiones por el choque de la onda expansiva, o
quemaduras cuya gravedad puede variar.
Sin embargo, otro peligro, igual de mortífero. Durante una
fuga de gas o en una combustión incompleta se libera monóxido de carbono, un
gas letal para los seres vivos. Se le denomina “el asesino silencioso”, pues a
diferencia del butano y el propano, no tiene olor, sabor ni irrita los ojos y
la nariz.
De acuerdo con el portal del Ministerio de Salud de
Argentina, el monóxido de carbono se produce en artefactos como estufas,
calentadores, calderas, termotanques, braseros, hornos o calefones. También en
motores de combustión de vehículos, generaciones eléctricos, entre otros. Una
avería puede provocar que el monóxido de carbono no se extraiga correctamente,
y termine concentrándose en espacios con poca ventilación.
Al ser respirado, el monóxido de carbono entra en el
torrente sanguíneo y se adhiere a los glóbulos rojos. Esto hace que la sangre
pierda su capacidad de transportar oxígeno a las células, provocando fallas en
diferentes órganos como el cerebro, pulmones o el corazón. Una larga exposición
puede provocar daños irreversibles en estos órganos o la muerte por un paro
respiratorio.
Síntomas
Muchas veces, el envenenamiento con monóxido de carbono se
puede confundir con intoxicaciones alimentarias o incluso con un accidente
cerebrovascular (ACV). Esto pues los síntomas principales son dolor de cabeza,
mareos, dolor en el pecho, náuseas y vómito, palpitaciones, pérdida de
conocimiento y/o convulsiones.
No obstante, existen dos síntomas clave: una repentina
sensación de somnolencia y debilidad en el cuerpo. Una forma de saber cuándo se
trata de una fuga de gas y no de algún malestar particular, es cuando varias
personas que comparten un espacio cerrado desarrollan simultáneamente los
mismos síntomas.
Entonces se vuelve importante el tiempo. En caso de,
efectivamente estar bajo efecto del monóxido de carbono, no se debe bajo
ninguna razón dormir o ceder al cansancio. Se debe intentar abrir las ventanas
y puertas para ventilar, o alejarse lo más posible de la habitación para
respirar aire fresco. Igualmente, se debe llamar a los servicios de emergencias
y llevar a las personas afectadas lo más pronto posible a un centro de salud.
(El Diario)