Por The New York Times
Si últimamente has estado conectado a Internet, es probable
que hayas oído hablar de la resistencia a la insulina. Las personas que usan
medicamentos inyectables como Ozempic lo comentan. Los entusiastas del fitness
sugieren rutinas de ejercicio para dicha condición. Los influencers promocionan
suplementos que supuestamente la contrarrestan. Pero ¿qué es exactamente la
resistencia a la insulina y cómo sabes si la tienes?
Una hormona crucial
La insulina es una hormona secretada por el páncreas que es
crucial para convertir los alimentos en energía o almacenar esa energía para
más tarde.
Cuando los niveles de glucosa en sangre aumentan después de
una comida, el páncreas responde produciendo insulina. La insulina, a su vez,
ayuda a las células a utilizar el azúcar y devuelve la cantidad de glucosa en
tu torrente sanguíneo a un rango normal.
Cuando tienes resistencia a la insulina, tu cuerpo no
responde a la insulina después de las comidas de manera tan efectiva como
debería. Esto significa que tus células no absorben suficiente glucosa. Por eso
el páncreas produce más insulina para ayudar en el proceso. Sin embargo, con el
tiempo el páncreas no puede mantener el ritmo.
“Después de varios años, tu nivel de azúcar en sangre
comienza a permanecer alto después de comer y eso eventualmente lleva a lo que
llamamos pre-diabetes”, explicó Ruchi Mathur, una endocrinóloga en Cedars-Sinai
en Los Ángeles.
Un nivel de glucosa en sangre en ayunas entre 100 y 125
miligramos por decilitro (mg/dL) se considera pre-diabetes. Si los niveles de
glucosa no se tratan y superan los 125 mg/dL, te diagnosticarán con diabetes
tipo 2.
¿Quiénes deben
preocuparse?
Según los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC en inglés), 37,3 millones de adultos tienen diabetes y 96
millones, o más de un tercio de los estadounidenses, tienen pre-diabetes.
Debido a que la resistencia a la insulina es precursora de ambas, los
investigadores estiman que el número de personas con resistencia a la insulina
es mucho mayor.
“La mayoría de las personas ni siquiera saben que la
tienen”, detalló Mary Vouyiouklis Kellis, una endocrinóloga en la Clínica
Cleveland.
Las personas con ciertas condiciones genéticas, como la
distrofia miotónica o la lipodistrofia, a menudo tienen resistencia a la
insulina. Pero con más frecuencia, las personas desarrollan resistencia a la
insulina como resultado de una combinación de factores sociales y biológicos,
señaló la doctora Kellis. Por ejemplo, si tienes antecedentes familiares de
diabetes tipo 2, es más probable que tengas resistencia a la insulina. Si te
han diagnosticado grasa alta en la sangre, como triglicéridos altos, colesterol
LDL alto o colesterol HDL bajo, también puedes estar en mayor riesgo. Se sabe
que las personas afroamericanas, hispanas, indígeno-americanas, nativas de
Alaska y asiáticas tienen un riesgo más alto.
Los datos sugieren que la resistencia a la insulina también
aumenta con la edad, a medida que la función del páncreas disminuye. Asimismo,
es más probable que ocurra en personas que son menos activas físicamente o
tienen una dieta deficiente.
Ciertos medicamentos aumentan temporalmente el riesgo de
resistencia a la insulina, incluyendo una clase de esteroides llamados
glucocorticoides, algunos antipsicóticos y algunos medicamentos contra el VIH,
detalló Kellis. Algunas enfermedades metabólicas o hormonales también están
asociadas con la resistencia a la insulina, incluyendo la presión arterial
alta, enfermedades cardíacas, enfermedad del hígado graso no alcohólico y el
síndrome de ovario poliquístico, o SOPQ.
Signos tempranos que
identificar
Los médicos se basan en muchas de las mismas señales y
pruebas de sangre que se utilizan para la pre-diabetes y la diabetes, como
aquellas que verifican tus niveles de glucosa o la hemoglobina A1C, para
determinar si tienes resistencia a la insulina. “Es un poco de arte y ciencia”,
comentó la doctora Mathur.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados
Unidos recomienda que todos los adultos de 35 a 70 años de edad se hagan la
prueba de pre-diabetes si tienen sobrepeso u obesidad. La Asociación Americana
de la Diabetes (ADA en inglés) también sugiere hacer pruebas a adultos que
tienen otros factores de riesgo para la diabetes, como un familiar cercano con
diabetes tipo 2, un diagnóstico de SOPQ, antecedentes de diabetes gestacional o
condiciones clínicas asociadas con la diabetes.
Según la ADA, todos los adultos deben comenzar a hacerse
pruebas a los 45 años de edad, incluso si no tienen factores de riesgo. Y si
tus resultados son normales pero notas síntomas o desarrollas factores de
riesgo para la diabetes, debes pedir que te hagan pruebas nuevamente al menos
cada tres años.
Muy a menudo no existen signos evidentes hasta meses o años
después de que tu cuerpo haya estado luchando por controlar los niveles de
insulina y azúcar en sangre. Cuando aparecen, algunos de los indicadores más
tempranos tienden a estar relacionados con cómo reacciona tu cuerpo después de las
comidas.
Sientes hambre o
cansancio todo el tiempo
Debido a que tu cuerpo no absorbe la glucosa de manera
eficiente, posiblemente no obtengas mucho impulso de energía de tus alimentos.
Como resultado, es posible que te sientas excesivamente fatigado y que tu
cerebro siga señalando que necesitas comer más alimentos dulces o ricos en
carbohidratos.
Has subido de peso
Cuando tu cuerpo comienza a quedarse sin lugares para
almacenar el exceso de glucosa en el hígado y los músculos, comienza a
convertir el azúcar extra en grasa. Esto puede empeorar el problema: más grasa
corporal puede empeorar la resistencia a la insulina.
La investigación muestra que la grasa visceral, en
particular, que rodea los órganos en tu abdomen, libera ácidos grasos, hormonas
y moléculas proinflamatorias en tu sangre. La inflamación a largo plazo y un
aumento de la grasa circulante están asociados con la resistencia a la
insulina.
Aunque el tamaño de la cintura no puede usarse para
diagnosticar problemas de salud, los médicos lo utilizan para detectar posibles
riesgos. Los hombres con una circunferencia de cintura de más de 40 pulgadas
(100 centímetros) y las mujeres no embarazadas cuya circunferencia de cintura
es de más de 35 pulgadas (89 centímetros) se consideran en mayor riesgo de
resistencia a la insulina.
Pero aún puedes tener niveles altos de grasa perjudicial en
tus células incluso si tu cintura es más pequeña, explicó Gerald I. Shulman,
profesor de medicina en Yale y co-director del Centro de Investigación de la
Diabetes de la universidad.
Notas parches oscuros
en la piel o etiquetas cutáneas
Algunas personas con resistencia a la insulina más avanzada
también desarrollan etiquetas cutáneas o una condición llamada acantosis
nigricans. Esto puede parecerse a parches oscuros en pliegues del cuerpo como
en la parte posterior o los lados del cuello, en las axilas o en la ingle,
comentó Shulman y agregó que los médicos a menudo ven estos cambios en la piel
en personas con SOPQ que tienen resistencia a la insulina.
Tu ciclo menstrual no
es regular
“Los ciclos de las mujeres son un indicador cercano de su
salud”, dijo la doctora Mathur. Si notas que tu ciclo menstrual se vuelve
irregular o tienes otros signos que indican SOPQ, como un aumento del acné o
vello facial, un médico puede evaluarte tanto para desequilibrios hormonales
como para resistencia a la insulina, acotó.
Bebes más agua u
orinas más
Si la resistencia a la insulina progresa, los niveles
elevados de azúcar en sangre pueden hacer que tus riñones trabajen más y puedes
sentir la necesidad de beber más y orinar más.
Si sientes que algo no está bien y sospechas que podrías
estar relacionado con la resistencia a la insulina, coméntalo con tu médico,
recomendó Mathur. “Conoces tu cuerpo mejor que nadie más”.
(El Diario/Traducido por José Silva)