Por GDA | El Nuevo Día | Puerto Rico
Arrancó noviembre y no es sorpresa ver a familiares, amigos
o allegados con sus hogares ya vestidos de la época de Navidad o alistando las
decoraciones con premura. Aunque para algunos puede resultar un tanto molestoso
o no puedan comprender cuál es la prisa por colocar los adornos, para otros
esta práctica es motivo de regocijo, paz y optimismo.
“Las decoraciones son simplemente un ancla o una vía
emocional a esas memorias y emociones mágicas de entusiasmo durante la niñez”,
señaló el psicoanalista Steve McKeown al medio británico Unilad. “¡Así que
decorar de Navidad temprano la casa solo extiende la emoción!”
La psicóloga Deborah Serani coincidió con este análisis, en
declaraciones a Today. “(La decoración navideña) crea ese cambio neurológico
que puede producir felicidad. Creo que cualquier cosa que nos saque de nuestra
habituación normal envía señales a nuestros sentidos, y entonces nuestros
sentidos miden si es agradable o no”, sostuvo.
Un estudio del Journal of Environmental Psychology reveló
que aquellos que residen en casas con un exterior decorado son percibidos como
personas más sociables y unidas a su comunidad.
Las festividades temporales, como la Navidad, tienden a
tener un papel importante de comunidad. Participar en actividades asociadas a
ello puede ser favorable para el bienestar de la salud mental, señaló a El
Nuevo Día el doctor Marcos Reyes Estrada, director del programa doctoral de
Psicología Clínica en la Universidad Albizu en San Juan.
La decoración navideña es una actividad conductual para
muchos amantes de la época porque “cuando una persona participa en actividades
que generan sentimientos positivos, estas actividades se vuelven refuerzos que
la inspiran a realizar más actividades de ese tipo”, según Child Mind
Institute.
“Así que cuando tomamos estas decisiones de decorar, tomamos
estas decisiones de prepararnos para esta temporada, prepararnos para una
reunión familiar, estamos apelando a lo que tiene que ver específicamente con
la conducta”, dijo Reyes Estrada. “Y eso tiene un impacto directo en cómo
pensamos, cómo organizamos los pensamientos y cómo, también, manejamos las
emociones”, añadió.
Hay personas que optan por realizar estas actividades tan
temprano como la segunda y tercera semana de octubre, de acuerdo con la
experiencia de Julio Enrique Gueits, creador de contenido y decorador navideño
profesional.
“Octubre es donde ya las personas empiezan a pedirme hacer
su arbolito y demás (adornos). Esa es la fecha que ya la gente está
preparándose y pidiendo tener su arbolito para que el primero de noviembre ya
esté listo”, indicó.
Gueits aseguró que cada año nota cómo las personas prefieren
celebrar la Navidad más temprano, en parte influenciados por los comercios con
ventas navideñas desde agosto y septiembre.
Tener un pino frondoso -natural o de plástico- emperifollado
con luces brillantes y guindalejos navideños son los elementos que más
emocionan a los clientes de Gueits. “Ya esa es la parte primordial para traer
la felicidad a lo que es la época que se aproxima”, comentó.
Este es el caso de Dimar Torres López, vecina de Ponce, y su
familia, quienes tienen la tradición de obviar recoger dulces en Halloween por
vestir la casa con ornamentos navideños cada 31 de octubre.
“Mi hija ama la Navidad. Cuando ella sabe que pasa
septiembre, ella siente la emoción de que estamos cerquita en la Navidad”,
comentó Torres López. Su familia no acostumbraba celebrar Halloween, así que su hija, de 17
años de edad, le preguntó hace cuatro años si podían sustituir los disfraces
por el arbolito y las luces navideñas. “Cuando nosotros pisamos (el primero de
noviembre), es una gran satisfacción sentir que la casa ya cambió”, añadió.
Para la familia de Torres López, adornar el árbol es un
símbolo de esperanza, emoción y familiaridad. “Todos participamos del proceso,
ya sea abriendo las cajas, sacando todo, y juntos nos vamos a la parte de atrás
de la casa y montamos nuestro arbolito el 31 (de octubre)”, detalló. Este
martes, en vez de “tricortear”, decorarán su arbolito con adornos color rose
gold con lagrimitas plateadas.
El doctor Reyes Estrada aseguró que los colores desempeñan
una función importante en el bienestar y la creatividad del individuo. Puede
haber simbolismos personales tras la selección de colores y las emociones.
En la experiencia profesional de Gueits, los colores que
causan más contentura entre sus consumidores son aquellos tradicionalmente
asociados con la época, como el rojo, verde, dorado y azul. El decorador
profesional añadió que todo depende de los gustos del cliente, pues para
algunos lo tradicional no es de agrado, y viceversa.
Otros elementos como los olores a pinos y a dulces también
provocan sentimientos positivos. Evocan nostalgia por momentos alegres o que
inspiren confort.
“Los sentidos están conectados con la creación de memoria”,
apuntó el psicólogo. Cuando se estimulan los sentidos con aromas, adornos
coloridos, comidas o música, se activan memorias a las que se puede reaccionar
positivamente. “La persona se conecta con ese momento y quiere revisitarlo”,
dijo.
Sobre todo empatía
Reyes Estrada recalcó que hay personas para quienes la
temporada navideña no es sinónimo de festejo y alegría, sino que trae memorias
dolorosas de tristeza, trauma y pérdida.
“Tenemos que mirarlo de manera sensible para permitir a
estas personas en el espacio de ser validadas, de reconocer que no todo el
tiempo estos momentos del año van a traer emociones positivas o de felicidad”,
puntualizó el doctor en Psicología Clínica.
Pero si la Navidad le brinda recuerdos agradables y
placenteros, anímese desde ahora a colgar los adornos y a sacar el arbolito del
cajón.