Por: Williams Martínez Guevara
Muchos de los jubilados de la Alcaldía de Valencia nos han manifestados, en varias oportunidades, la precariedad de sus vidas que transcurren, en su mayoría, entre añoranza, tristeza, pobreza, desesperanza, decepción y miedo.
Si bien es cierto que aproximadamente existen más de mil compañeros jubilados por el ayuntamiento valenciano, la inflación que existe en el país y los elevados costos de los alimentos, la distorsión y la voracidad del costo diario del dólar impiden, que estos ingresos le permitan a la gran mayoría, cubrir apenas los gastos alimenticios y médicos incluyendo los bonos de guerra económica, ya que la inflación actúa como polvo cósmico, lo fulmina todo.
Algunos de ellos han fallecidos por desnutrición, otros por falta medicamentos, por carecer de los recursos económicos necesarios para cumplir con los tratamientos médicos.
En estos encuentros, de compartir con ellos, expreso mi más profundo dolor por las condiciones en que sobreviven varios de mi queridos compañeros jubilados, quienes a través de visitas a sus dignos y humildes hogares, señalaron que dieron los mejores años de sus vidas, 30 años trabajaron al servicio del municipio y a sus ciudadanos, y solo perciben 65 bolívares como salario quincenal y el Bono de Guerra Económica, beneficio que otorga el gobierno de Nicolás Maduro Moros.
Reconocemos los grandes esfuerzos y trabajo que a diario desarrolla el jefe del Estado, pero observamos que algunas autoridades regionales y municipales no están en sintonía con la misma sinergia y empatía de los profundos sentimientos humanitarios y la fibra social del primer mandatario nacional, el presidente obrero Nicolás Maduro Moros.
A esto le agregamos ese panorama emocional que significa la migración de miembros jóvenes de la familia, que incrementa el miedo y la soledad de los jubilados, el temor a enfermar y a no disponer de medicamentos ni de recursos para adquirirlos, ni de asistencia sanitaria pública y mucho menos recurrir a servicios privados por los altos costos de las clínicas y de los seguros privados de salud del país.
Entre los jubilados de la Alcaldía de Valencia, el más joven tiene 60 años, entonces tenemos enfermedades que son productos de los años y deberíamos tener la atención por parte del Estado, igual que el suministro de medicinas que anteriormente lo teníamos a través del Seguro Social, darle seguridad social tanto a los trabajadores activos como a los jubilados y los pensionados.
Estamos sobreviviendo, también tenemos una condición muy especial que es producto de la grave crisis por la cual atraviesa el país, la guerra económica criminal, las sanciones financieras, las amenazas, el asedio, la incertidumbre, las constantes estrategias de golpe de estado, invasión, bombardeos a nuestra patria soberana, siendo los más afectados toda la población venezolana, lo cual condenamos y rechazamos de manera absoluta.
En definitiva, los jubilados del municipio Valencia hacemos un nuevo llamado a la reflexión, a la alcaldesa, Dina Andreina Castillo Ortega, como mujer revolucionaria y socialista proactivas: es una tarea urgente el diseño de novedosos paradigmas en materia de políticas económicas y sociales que garanticen los ingresos y acceso a servicios sociales a la población a lo largo de las diferentes etapas de la vida.
Para finalizar alcaldesa de Valencia. Dina Andreina Castillo Ortega, con el mayor respeto que merece como una gran dama revolucionaria y socialista: tenga siempre presente, este oportuno y valioso mensaje revolucionario de nuestro héroe, el Che Guevara.
Es una de las frases más célebres del Che Guevara que, además, ha servido como expresión para significar un reparto igualitario en distintos ámbitos. Durante una reunión del gabinete del ministerio de Industria de Cuba, le sirvieron un café de un pequeño termo que había reservado para él. Che Guevara rechazó la taza exclamando la famosa frase.
“Si no hay café para todos, no habrá para nadie”.
La meta es: GANAR/GANAR.