Por BBC News Mundo
De apariencia rechoncha -y surreal- los tardígrados han
intrigado a los investigadores desde hace años.
Y es que este animal de ocho patas cuya extensión no supera
el milímetro, y que puede encontrarse en casi todos los hábitats del mundo,
tiene la insuperable capacidad de sobrevivir en las situaciones más extremas.
Ni la falta de oxígeno o agua, ni las temperaturas más
abrasadoras o heladas, ni la radiación del espacio exterior hacen mella en los
llamados “osos de agua”, que sobreviven a estas condiciones ingresando en un
estado profundo de animación suspendida.
Esta aptitud les ha permitido habitar la Tierra por lo menos
desde hace 600 millones de años, y superar con éxito los cinco eventos de
extinción masiva del planeta.
¿Pero cómo lo hacen?
Según descubrió un equipo de investigadores, el mecanismo
clave que contribuye a su resiliencia es una suerte de interruptor molecular que
da inicio al estado de animación suspendida.
Este sensor molecular detecta las condiciones dañinas en el
entorno, y le dice al invertebrado cuándo entrar en estado latente y cuándo
puede volver a retomar la vida normal.
El estudio –liderado por los investigadores Derrick R. J.
Kolling de la Universidad Marshall y Leslie M. Hicks de la Universidad de
Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos- fue publicado en la revista
PLOS ONE.
Experimento
Para entender el mecanismo, los investigadores expusieron a
los tardígrados -también conocidos popularmente con el entrañable apodo de
“lechones de musgo”- a temperaturas heladas, altos niveles de agua oxigenada,
sal y azúcar.
En respuesta a estas condiciones extremas, las células de
los animales produjeron moléculas dañinas altamente reactivas llamadas
radicales libres.
Los radicales libres luego reaccionaron con otras moléculas,
según le explicó Hicks a la revista New Scientist.
Así, descubrieron que los radicales libres oxidan un
aminoácido llamado cisteína, uno de los componentes básicos de las proteínas
del cuerpo.
Estas reacciones hacen que las proteínas cambien su
estructura y función, y esto envía una señal para que se inicie al estado
latente.
En cambio, en los experimentos en los que los investigadores
utilizaron sustancias químicas para bloquear la cisteína, los osos de agua no
lograron detectar los radicales libres y por ende no pudieron ingresar en el
estado de latencia..
«La cisteína actúa como una especie de sensor regulador»,
señala Hicks. «Permite a los tardígrados sentir su entorno y reaccionar ante el
estrés».
Cuando las condiciones externas mejoraron, descubrieron que
la cisteína ya no se encontraba oxidada, y eso les daba a los tardígrados la
indicación de despertar de su estado de animación suspendida.
El resultado de la investigación muestra que la oxidación de
la cisteína es un mecanismo regulador vital que contribuye a la notable
resiliencia de los osos de agua y los ayuda a sobrevivir en los ambientes en
cambios constantes.
Los investigadores esperan que, en el largo plazo, su
trabajo ayude a entender mejor el proceso de envejecimiento así como el impacto
en el cuerpo de los viajes espaciales, dado que ambos se ven influidos por el
daño que provocan los radicales libres en la maquinaria celular vital como el
ADN y las proteínas.