Una migrante venezolana murió el pasado 1 de julio tras ser arrollada en Iquique, región del Tarapacá, al norte de Chile. La víctima fue identificada como Yeraldin Faneite, una médico carabobeña de 36 años de edad.
La Fiscalía chilena señaló que el conductor realizaba pruebas de mecánica en un vehículo recién adquirido; cuando circulaba por la Zona Franca, giró bruscamente desde la avenida Circunvalación hacia la calle Luis Jaspard, e impactó a la víctima.
La venezolana cayó bajo las ruedas de un camión que transitaba por la zona. El camionero no se percató de la situación y continuó la marcha con luz verde, atropellando a la víctima.
El conductor del otro vehículo, se dio a la fuga sin prestar ayuda ni dar aviso a autoridades.
Minutos después del accidente, fue capturado por los funcionarios policiales adscritos a la SIP y el OS9 de Carabineros. Las investigaciones demostraron que el vehículo no presentaba fallas mecánicas.
Durante la audiencia, la fiscal Camila Albarracín formalizó al acusado por los delitos de homicidio y omisión de auxilio, contemplado en la Ley de Tránsito.
El tribunal calificó el hecho como un cuasidelito de homicidio, debido a que no se evidenció la intención directa de matar. No obstante, se reconoció la extrema imprudencia y violencia del actuar, por lo que se aprobó la solicitud de prisión preventiva por considerar que “la libertad del imputado constituye un peligro para la seguridad de la sociedad”.
La venezolana llevaba pocos meses viviendo en el país y era madre de dos niños. Se ganaba la vida como vendedora de roscas
Parientes en Venezuela piden justicia
“Era mi tía y no merecía morir así. Solo Dios decide cuando quitarnos la vida y no justamente querría que fuera por un ser humano tan despiadado como este hombre. Ojalá en donde quiera que esté ese hombre la pase más mal, porque no merece ni la muerte”, escribió en Facebook, Diana de La Hoz.
Según escribió un familiar en Facebook, Yeraldin Faneite “llegó a Chile en busca de oportunidades y un mejor futuro, con el corazón roto, por dejar a quienes más amaba en Venezuela; salió por una migración forzosa”.
Destacó en el escrito que la médica no pudo ejercer su profesión y estaba a la espera de agilizar sus trámites migratorios. Mientras finiquitaba su estatus legal, se ganaba la vida en el semáforo “donde una persona imprudente y sin escrúpulo le arrebató la vida”.
“Solo deseaba salir esa tarde y ver a sus hijos que pronto saldrían del colegio”, se lee en el post. Los parientes piden que se haga justicia, sin ver la nacionalidad de la víctima.
(Con informaciones de El Nacional y El Pitazo)