La cuenta atrás para que caduque el alivio de sanciones
estadounidenses sobre Venezuela está en marcha y eso pone al presidente Joe
Biden en un dilema: presionar a Nicolás Maduro por la falta de garantías en las
próximas elecciones sin provocar una crisis que fomente la migración
venezolana.
En octubre pasado, Washington levantó durante seis meses
varias sanciones sobre el petróleo y el gas venezolano como incentivo para que
Maduro cumpliera con los Acuerdos de Barbados entre el chavismo y la oposición
para celebrar elecciones democráticas.
La condición que puso Estados Unidos para no reimponer las
sanciones era que todos los candidatos opositores pudieran concurrir, pero a
punto de vencer el alivio este jueves, la principal aspirante de la oposición,
María Corina Machado, sigue inhabilitada para los comicios del 28 de julio.
Las autoridades electorales tampoco dejaron registrar a su
reemplazo, Corina Yoris, y la opositora Plataforma Unitaria tuvo que presentar
de forma interina a Edmundo González Urrutia, lo que ha generado incluso
críticas de aliados de Maduro como Colombia y Brasil.
Compromisos
incumplidos
Claro está que la estrategia de Washington no ha dado sus
mejores frutos y todos los ojos están puestos ahora en las decisiones que pueda
tomar Biden.
En una reciente entrevista con EFE, el encargado del
Departamento de Estado para América Latina, Brian Nichols, reconoció que «no
hay muchas esperanzas para unas elecciones libres en Venezuela», aunque apuntó
que «todavía hay tiempo de cambiar de ruta».
Según el diario The Washington Post, la Administración
demócrata analiza cómo responder a los incumplimientos de Maduro sin empeorar
el éxodo migratorio venezolano ni provocar un aumento de los precios de la
gasolina en Estados Unidos.
La propuesta más fuerte sobre la mesa sería permitir a
Venezuela seguir vendiendo crudo a clientes internacionales pero usando el
bolívar en lugar del dólar, según el rotativo.
Desde el alivio de sanciones, Caracas ha ampliado los
acuerdos con empresas extranjeras y la producción petrolera aumentó en el país
18% en el primer trimestre del año.
Renata Segura, directora del programa de Latinoamérica del
centro de pensamiento International Crisis Group, sostiene que la
implementación del Acuerdo de Barbados ha sido «muy deficiente» y pronostica
que Biden revertirá «parcialmente» el alivio de sanciones sin volver a la
situación de antes.
«Es evidente que no está en el interés de Estados Unidos que
la situación económica venezolana se siga deteriorando por el impacto que eso
genera en términos de migración», dijo a EFE.
El impacto en la
migración
Centenares de miles de venezolanos han migrado a territorio
estadounidense en los últimos años y el tema se ha convertido en un motivo de
preocupación para la campaña de reelección de Biden dado que su rival, el
expresidente republicano Donald Trump, lo utiliza continuamente como arma
arrojadiza contra la Administración demócrata.
Según la visión de la Casa Blanca, la estrategia que asumió
el anterior gobierno de Trump (2017-2021) de presionar al máximo a Venezuela
con sanciones para tumbar a Maduro solo ha servido para estrangular la economía
del país y provocar un éxodo migratorio.
Preguntado por EFE, Elliott Abrams, encargado de la política
hacia Venezuela bajo el mandato de Trump, respondió que cuando comenzaron las
sanciones en 2019 la economía venezolana ya llevaba años deteriorada y habían
salido del país cinco millones de personas.
El político añadió que el aumento de la producción de crudo
en Venezuela no es lo suficientemente grande como para tener un impacto en el
precio de la gasolina en Estados Unidos.
«Esto es un completo fracaso de la Administración de Biden y
lo lógico sería volver a imponer las sanciones», argumentó Abrams, quien da por
«muertos» los Acuerdos de Barbados.
El martes pasado representantes de Biden y de Maduro se
reunieron en México para abordar el tema de las sanciones a pocos días de la
fecha límite.
José Enrique Arrioja, de la organización empresarial Consejo
de las Américas, duda de que Biden vaya a reimponer sanciones porque «hay
demasiado en juego» y una decisión de este tipo podría terminar de dinamitar el
incipiente diálogo entre el chavismo y la oposición.
«La Historia nos ha enseñado que toda transición democrática
necesita una negociación», dijo a EFE.
En el horizonte no solo hay una cita electoral clave, la del
28 de julio en Venezuela, sino también los comicios del 5 de noviembre en
Estados Unidos, con las imprevisibles consecuencias de un posible regreso de
Trump a la Casa Blanca.
(Con información de Efe)