Ocho de cada diez bachilleres en Venezuela reprobaron una
prueba matemática realizada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en
instituciones públicas y privadas de Caracas y cinco regiones del país, lo que
revela, según este centro de estudios superiores, una falta de competencias
mínimas en esta materia en estudiantes de secundaria.
La calificación promedio fue de 7,53 puntos sobre 20, una
desmejora respecto al 2022, cuando la puntuación en matemáticas fue de 8,1, de
acuerdo con el estudio elaborado por la Escuela de Educación de la UCAB, que
este año aplicó 11.358 pruebas en esta materia.
El profesor José Salas, quien llamó a atender «de inmediato»
estas carencias, cree que el abordaje de la matemática en algunos casos es
«tradicional y descontextualizado, lo que dificulta el desarrollo de las
competencias esenciales».
Entre las causas, señaló la «ausencia de personal
calificado», el «rezago en la adopción de paradigmas educativos actuales» y los
efectos que tuvo el confinamiento por la pandemia de la covid-19, aunque
recordó que antes de esta crisis sanitaria ya la situación en la enseñanza
estaba «mal».
Falta de competencias
mínimas en matemáticas
Por otra parte, también se evaluaron las competencias en
habilidad verbal, para lo que se aplicaron 12.082 exámenes sobre comprensión
lectora, habilidades gramaticales y de ortografía y producción escrita, según
una nota de prensa de la universidad.
Del total de alumnos, el 55,04% reprobaron, mientras que el
44,96 % obtuvieron una nota igual o superior a 10.
Respecto al año pasado, la calificación promedio, aunque
sigue «siendo insuficiente», ha mejorado «ligeramente», al pasar de una media
de 8,62 sobre 20 a 9,11, lo que, sin embargo, también revela una falta de
«conocimientos mínimos» en este ámbito.
Según la profesora Lizette Martínez, «no es sencillo»
superar la crisis del sistema educativo, dada «la influencia de las nuevas
tecnologías sobre el proceso de aprendizaje y las dificultades que supone para
los maestros avanzar en su propia actualización» por su situación
socioeconómica en el país, donde «no reciben ni la retribución económica ni la
motivación para mantenerse».
(Con nota de EFE)