María Corina Machado |
Por: BBC News Mundo
«Yo le sugiero que gane las primarias», le dijo Hugo Chávez
a María Corina Machado en enero de 2011 durante un discurso en el que ella,
entonces diputada de 44 años, interpeló al presidente.
«Está fuera de ranking para discutir conmigo (…) Águilas no
cazan moscas”, añadió el fallecido mandatario.
Este domingo, 12 años después de la famosa interpelación,
Machado ganó unas primarias de la oposición por un amplio margen y, por primera
vez, se convirtió en la líder del movimiento que se opone al chavismo, que es
liderado por Nicolás Maduro desde 2013.
Los primeros resultados le daban una abultada ventaja del
93% con poco más de una cuarta parte de las actas escrutadas.
Las primarias de la oposición contaron con el voto de
decenas miles de venezolanos radicados en el extranjero, por años excluidos del
proceso electoral. La participación, de cerca de un millón y medio de personas,
fue mayor de la esperada.
Las elecciones se realizaron sin apoyo estatal, entre
censuras en los medios locales de comunicación y en medio de obstáculos
logísticos, técnicos y presupuestales. El anuncio se retrasó por un «bloqueo»
en la conexión. Una parte de la oposición, además, llamó a cancelarlas o
desconocerlas.
Sin embargo, sus impulsores consideraron los comicios un
«éxito» que mostró la vitalidad del electorado opositor y la voluntad de muchos
venezolanos de participar de un proceso democrático.
La pregunta, en todo caso, es qué viene ahora: Machado está
inhabilitada de ejercer cargos públicos, la unidad de la oposición es frágil y
la voluntad del gobierno de Nicolás Maduro –y las Fuerzas Armadas– sigue siendo
la principal variable de la ecuación política venezolana.
Las primarias se dan en un momento clave, y no precisamente
por casualidad: las negociaciones entre la oposición y el chavismo lograron la
semana pasada que cinco políticos presos fueran liberados y se estableciera un
calendario electoral para las presidenciales de 2024.
Esto a cambio de que se levantaran algunas sanciones
financieras que impedían al gobierno recibir ingresos a cuenta de la venta de
petróleo, que es la principal fuente de recursos del país.
El acuerdo firmado en Barbados la semana pasada tiene una
vigencia de seis meses, pero en cualquier momento se puede romper. Mientras
tanto la puja por el liderazgo y la estrategia a seguir dentro de la oposición
promete generar fricciones y desafíos.
La victoria de Machado, entonces, es solo un primer
desarrollo de un proceso que, como siempre en la política venezolana, promete
ser, como dice el coloquialismo venezolano, «pelúo».
«La dama de hierro»
María Corina Machado Parisca tiene 56 años y tres hijos. Es
la mayor de cuatro hermanas en una familia presidida por un prestigioso
empresario del sector metalúrgico cuyas empresas fueron nacionalizadas por
Chávez. Su madre es una reconocida psicóloga y tenista.
Ingeniera industrial con especialización en finanzas,
Machado trabajó en varias empresas industriales hasta que se vinculó a
organizaciones de lucha contra la pobreza y de veeduría electoral.
Desde ahí se acercó al Partido Republicano en Estados
Unidos, vínculo que la llevó a la Casa Blanca, donde se reunió con el
presidente George W. Bush para hablar de la situación venezolana, que por
entonces generaba un creciente interés debido a la cercanía de Chávez con Fidel
Castro.
El chavismo siempre la vio como una colaboradora del
«golpismo imperialista». La primera acusación que le imputaron fue por recibir
ilegalmente dinero de fundaciones estadounidenses, cargo que le valió una
prohibición de salida del país por 3 años.
En 2010 llegó a la Asamblea Nacional como diputada
independiente y con un discurso anticomunista y crítico de las expropiaciones.
Fue en ese periodo, en 2012, que se presentó a las primarias
de la oposición, en las que perdió por amplia ventaja con Henrique Capriles,
candidato que esta vez pudo competir pero se retiró a última hora.
En 2014 impulsó junto a Leopoldo López un movimiento de
protesta para sacar a Maduro del poder que le costó su cargo en la Asamblea por
una acusación de golpismo.
Desde entonces, Machado se convirtió en una de las líderes
más radicales de la oposición: impulsó protestas en 2017 y 2019, empezó a
calificar al gobierno de dictadura, rechazó todos los intentos de negociación
con el chavismo, defendió el uso de la fuerza para sacar a Maduro y se opuso a
los principales partidos opositores, que acusó de «colaboracionistas».
Cuando muchos veían su liderazgo apaciguarse, ella se
mantuvo firme en sus posiciones y acciones, construyendo una base de apoyo y
negándose a irse del país, la opción que muchos opositores finalmente optaron.
Eso, probablemente apelando a la tradición metalúrgica de su
familia, le valió para ser apodada «la dama de hierro».
Y a medida que los liderazgos de Capriles, López y Juan
Guaidó se fueron desgastando, ella apareció como la carta más clara para
enfrentar a Maduro.
Durante la campaña, Machado expuso propuestas como abrir la
economía las inversiones internacionales, privatizar algunas empresas de un
Estado que espera achicar, acudir a bancos de desarrollo en busca de deuda y
promover la explotación privada de las reservas de petróleo, consideradas las
más grandes del mundo.
La opositora hizo una campaña meteórica por todo el país
bajo el lema «hasta el final», a pesar de que la persiguieron, le tiraron
sangre animal y fue varias veces agredida.
Esa resiliencia quizá terca, que no es nueva ni inusual en
los políticos venezolanos, este domingo, al fin, tuvo frutos para Machado.
Pero hay un problema: la candidata está inhabilitada de
ejercer cargos públicos por diferentes cargos que ella rechaza: corrupción y
conspiración.
Lo que viene
Con el capital político que ganó en las primarias, Machado
tendrá margen para influenciar la estrategia de una oposición cuyo reto sigue
siendo mantener la unidad.
Aunque uno de los puntos del acuerdo firmado en Barbados
plantea «una ruta para que los inhabilitados y partidos recuperen sus derechos
políticos», los especialistas no esperan que eso suceda en el caso de Machado,
que según las encuestas derrotaría a Maduro.
Tras los comicios, la candidata no dio pistas sobre cómo
espera seguir el proceso, pero Luis Vicente León, uno de los encuestadores y
analistas políticos más influyentes del país, plantea tres escenarios más allá
de la improbable habilitación por parte de las autoridades.
«Uno es que Machado exija al pueblo defenderla en la calle y
eso genere una nueva conflictividad y deslegitimación electoral; otra es que
Machado se sienta con derecho a elegir quién será el candidato unitario, con el
peligro de que los otros se nieguen y se genera otra fractura; y un tercer
escenario es que la oposición tenga que volver a elegir un candidato sustituto,
cosa que nos lleva al punto inicial, pero con una Machado fortalecida», dice el
director de la encuestadora Datanálisis.
Lo que ocurra con la designación del candidato tendrá efecto
sobre la mesa de negociación entre el chavismo y la oposición, donde Estados
Unidos es, en la práctica, una de las partes debido al tema de las sanciones.
Machado ha sido durante años crítica de estos procesos de
diálogo con un gobierno que ella considera «ilegítimo» y «criminal».
La pregunta es si ahora, en su calidad de líder, moderará su
postura. El mundo, y en especial la Casa Blanca, estarán pendientes.