Decepción, frustración, burlados y engañados. Son algunos de los sentimientos que afloran entre jubilados de la alcaldía de Valencia, ante el incumplimiento de promesas que, para mejorarles la calidad de vida, asumió la alcaldesa Dina Castillo, luego de largas conversaciones, desde finales de febrero, con directivos del gremio que agrupa a esos ex trabajadores municipales.
En efecto y cuando ejercía el cargo interinamente, Dina Castillo se comprometió a cumplir varios acuerdos socio económicos, entre ellos operativos médico asistenciales frecuentes, entrega de bolsas de alimentos y la cancelación de un bono, tal como lo reciben los trabajadores activos.
Pero, en lo que va de año la alcaldía solo ha realizado dos jornadas médicas, en la primera de las cuales entregó una bolsa con algunos productos alimenticios y dos bonos, uno de ellos por menos de 60 dólares.
En redes sociales decenas de jubilados no solo expresan sentirse engañados, sino que temen que los prometidos y muy necesarios beneficios no se materialicen, ya que ni la alcaldesa ni funcionarios de su administración, entre ellos la directora de Talento Humano, han dado respuestas positivas a las ya múltiples gestiones que realiza el sindicato para que se haga justicia social.
Y todos y cada uno de esos mensajes de hacen virales en redes sociales, lo que revela la magnitud del drama social que viven cientos de jubilados de la alcaldía de Valencia.
A continuación, transcribimos uno de esos recados a la alcaldesa Dina Castillo:
Es desolador ver a nuestros adultos mayores, quienes dedicaron sus vidas al servicio de la Alcaldía de Valencia, hoy luchando por la dignidad que se les niega. Fuimos trabajadores responsables y humildes, y nuestro mensaje debe llegar contundente: ¡Exigimos lo justo!
📢 Nuestro clamor es claro:
• "¡Sueldo justo ya!"
• "Queremos un seguro digno"
• "¡Fije y firme el decreto del bono para todos es lo mínimo!"
• "Inclusión del bono de 200$ para jubilados también."
Estas no son peticiones de caridad, ¡son exigencias justas! Es el clamor de quienes entregamos nuestros mejores años a Valencia. Ahora, en esta etapa, nos vemos forzados a luchar por lo más básico: un ingreso digno, acceso a salud y el bono que se otorga a los activos.
"Nos tienen abandonados", y esa frase duele. Nuestros bastones y sillas de ruedas son testimonio de nuestra vulnerabilidad, pero también de nuestra inquebrantable resiliencia. No pedimos lujos, ¡reclamamos el derecho a vivir y morir con DIGNIDAD, después de una vida de trabajo!
Es imperativo que las autoridades de la Alcaldía de Valencia escuchen este llamado. Se trata de humanidad, respeto y justicia social. Como jubilados, merecemos el trato digno que nos ganamos. ¡Es hora de actuar, de reconocernos y de asegurarnos la vida que tanto anhelamos y merecemos! La deuda con nosotros no puede seguir creciendo. ¡Es tiempo de saldarla!
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