Las agresiones de los hinchas visitantes, ubicados encima de los locales terminó en una batalla campal entre aficionados de Independiente y Universidad de Chile, quienes desataron una barbarie que terminó con heridos graves ante la pasividad de los organismos de seguridad
El choque por los octavos de final de la Copa Suramericana terminó en tragedia y caos cuando los hinchas del Universidad de Chile agredieron a los fanáticos del equipo local, Independiente. El partido se tuvo que suspender, 10 personas terminaron heridas de gravedad y se detuvo a 90 personas.
El incidente ocurrió cuando el juego iba empatado 1-1. De acuerdo con el medio argentino La Nación, el “pésimo operativo de seguridad” fue el responsable del caos. 3.000 hinchas visitantes abarcaron la tribuna alta sin ningún tipo de protección que impidiera el lanzamiento de proyectiles. La fanaticada local estaba justo debajo, en la tribuna inferior.
Cuando los ánimos en el partido de la Suramericana se caldearon, comenzaron a llover los proyectiles contra la hinchada del Independiente en el inicio del segundo tiempo. Los locales se tomaron la justicia y la revancha por su mano ante la inacción absoluta de los 800 efectivos de las fuerzas de seguridad que estaban presentes.
El juego de la Suramericana llevaba una hora detenido. Se vieron golpizas muy violentas contra los hinchas chilenos y personas que se tiraban desde la tribuna alta para intentar salvarse de los ataques. Solo cuando la situación se tranquilizó, el personal de salud pudo ingresar para socorrer a quienes terminaron tendidos sobre el cemento. Se trasladó a los que presentaban las lesiones más graves al hospital más cercano.
¿Qué pasó en el Independiente vs Universidad de Chile?
El medio La Nación explicó que el conflicto inició, en realidad, en el primer tiempo del choque de la Copa Suramericana. Mientras los locales disfrutaban del partido, desde la parte superior la hinchada visitante comenzó a lanzar trozos de mampostería, butacas de plástico y cuanto elemento encontraban en los baños.
Los hechos y los ánimos se caldearon aún más cuando iba a iniciarse la segunda parte. El árbitro uruguayo Gustavo Tejera quiso iniciar el choque, pero a los dos minutos debió suspenderlo. La situación era insostenible.
Los propios jugadores chilenos se acercaron varias veces a pedirle a su gente que detuviera su comportamiento sin resultado alguno. La barra brava de la U chilena tiene varios antecedentes de incidentes de este tipo y el club suma un buen número de sanciones por este motivo.
Desde los altavoces del estadio comenzó a pedirse el desalojo de la tribuna, pero esto no sucedió. Por el contrario, el lanzamiento de objetos continuó sin interrupciones. Tras más de media hora, el reclamo incluyó la amenaza de sanciones al club y el árbitro decidió enviar a los futbolistas a los vestuarios. Poco a poco, la mayoría de los simpatizantes de la U abandonaron la tribuna, aunque una treintena de personas, que pareció pertenecer al núcleo de los más violentos, se mantuvo en su sitio, sin que ningún efectivo policial se hiciera presente.
(Con información de La Nación de Argentina)