Por GDA | El Tiempo | Colombia
La salud mental es uno de los aspectos más importantes a
tratar en la cotidianidad. Los trastornos como la depresión y la ansiedad son
muy frecuentes, al menos el 15 % de la población en edad de trabajar se siente
afectada en algún momento de su vida por estos padecimientos, según el más
reciente informa de la OCDE y el Banco Mundial.
Expertos recomiendan siempre consultar con un psicólogo lo
más pronto para ayudar a tratar y sobrellevar este tipo de trastornos, además
de las emociones que estas desencadenan al momento de sentir en diferentes
grados cualquiera de los padecimientos.
Durante este proceso hay factores, además de lo social y
sentimental que también pueden afectar a la hora de atravesar un cuadro de
depresión o ansiedad, incluso mucho antes de que estos se puedan incrementar en
sus síntomas.
Una de estas variantes es el desorden en el entorno en el
que habitamos, entendido como una sobreabundancia de posesiones materiales que
puede interferir con la capacidad de las personas para ejecutar actividades de
la vida normal, como la memoria, el estado de ánimo e incluso el control de los
impulsos y las emociones.
De acuerdo con un estudio el ‘Journal of Environmental
Psychology, «el desorden puede disminuir la sensación de bienestar, felicidad y
la seguridad que una persona obtiene de estar en sus espacios personales».
Allí afirman que la vivienda y sus lugares representan la
construcción activa de la identidad de cada ser. A través de los elementos de
su entorno, incluidos los objetos materiales y los recursos locales, que en
conjunto forman un hogar psicológico.
Esta afectación se puede ver como un reflejo y un
reconocimiento de sus pensamientos en el espacio que habita. Así lo argumenta
Natalie Christine Dattilo, psicóloga clínica de Boston e instructora de la
Facultad de Medicina de Harvard en entrevista con ‘National Geographic’:
nuestras casas pueden estar desordenadas porque nos sentimos abrumados y desorganizados
mentalmente».
Este mal hábito también conlleva a que se presenten
dificultades con la concentración y la toma de decisiones que terminan
afectando la productividad. La cantidad de tiempo que la gente pierde buscando
objetos perdidos, faltando a citas o retrasándose en el trabajo o los estudios
por culpa del desorden.
«La persona media pierde probablemente el 5 % de su tiempo
debido a la desorganización. Para cuantificarlo puede tomar su salario anual,
multiplicarlo por el 5 por ciento y el resultado medio lo que la
desorganización puede estar costándole», señala Daniel Levitin, neurocientífico
del comportamiento de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) para la
revista citada anteriormente.
La dificultad para tener un foco puede desencadenar
incapacidad cuando se trata de tareas de memoria a corto plazo, e incluso en
ejercicios mentales de mayor alcance, cuando se tiene que recuperar información
que deberías saber.
Finalmente, el caos y los diferentes elementos regados en
casa también pueden afectar el estado ánimo relacionados con el estrés. De
acuerdo con el portal especializado ‘Psychology Today’, se ha demostrado que
organizarse disminuye los niveles de estrés, aumenta la eficacia personal e
incluso mejora el sueño.
Recuerde siempre acudir con su especialista si presenta
algunas de las sensaciones descritas anteriormente, con el fin recibir las
indicaciones y asesoría adecuadas con respecto a su caso.
NATHALIA GÓMEZ PARRA / REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL EL TIEMPO